Recuperar el Senia fue el reto que llevo a Teodoro a comercializar arroz. Una vez en el mercado, la familia Alepuz entendió que debían ofrecer a sus clientes una variedad de arroces que diera respuesta tanto a los diferentes gustos como a las diferentes circunstancias en las que se cocinan. Al fin y al cabo, no hay unos arroces mejores que otros, sino unos arroces más adecuados que otros.